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técnica narrativa de tipos como él no es más que una incitación a salirse de
las huellas.
 Sí, para meterse en el barro hasta el cogote  dijo Perico, que a las
once de la noche estaba contra cualquier cosa.
 Heráclito  dijo Gregorovius se enterró en la mierda hasta el cogote y
se curó de la hidropesía.
 Dejá tranquilo a Heráclito  dijo Etienne . Ya me empieza a dar sueño
tanto macaneo, pero de todos modos voy a decir lo siguiente, dos puntos:
Morelli parece convencido de que si el escritor sigue sometido al lenguaje
que le han vendido junto con la ropa que lleva puesta y el nombre y el
bautismo y la nacionalidad, su obra no tendrá otro valor que el estético,
valor que el viejo parece despreciar cada vez más. En alguna parte es
bastante explicito: según el no se puede denunciar nada si se lo hace dentro
del sistema al que pertenece lo denunciado. Escribir en contra del
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capitalismo con el bagaje mental y el vocabulario que derivan del capitalismo
el perder el tiempo. Se lograrían resultados históricos como el marxismo y lo
que te guste, pero el Yonder no es precisamente historia, el Yonder es como
las puntas de los dedos que sobresalen de las aguas de la historia, buscando
dónde agarrarse.
 Pamemas  dijo Perico.
 Y por eso el escritor tiene que incendiar el lenguaje, acabar con las
formas coaguladas e ir todavía más allá, poner en duda la posibilidad de que
este lenguaje esté todavía en contacto con lo que pretende mentar. No ya las
palabras en sí, porque eso importa menos, sino la estructura total de una
lengua, de un discurso.
 Para todo lo cual se sirve de una lengua sumamente clara  dijo Perico.
 Por supuesto, Morelli no cree en los sistemas onomatopéyicos ni en los
letrismos. No se trata de sustituir la sintaxis por la escritura automática o
cualquier otro truco al uso. Lo que él quiere es transgredir el hecho
literario total, el libro, si querés. A veces en la palabra, a veces en lo
que la palabra transmite. Procede como un guerrillero, hace saltar lo que
puede, el resto sigue su camino. No creas que no es un hombre de letras.
 Habría que pensar en irse  dijo Babs que tenía sueño.
 Tú dirás lo que quieras  se emperró Perico pero ninguna revolución de
verdad se hace contra las formas. Lo que cuenta es el fondo, chico, el fondo.
 Llevamos decenas de siglos de literatura de fondo dijo Oliveira y los
resultados ya los estás viendo. Por literatura entiendo, te darás cuenta,
todo lo hablable y lo pensable.
 Sin contar que el distingo entre fondo y forma es falso  dijo Etienne .
Hace años que cualquiera lo sabe. Distingamos mas bien entre elemento
expresivo, o sea el lenguaje en sí, y la cosa expresada, o sea la realidad
haciéndose conciencia.
 Como quieras  dijo Perico . Lo que me gustaría saber es si esa ruptura
que pretende Morelli, es decir la ruptura de eso que llamas elemento
expresivo para alcanzar mejor la cosa expresable, tiene verdaderamente algún
valor a esta altura,
 Probablemente no servirá para nada  dijo Oliveira  pero nos hace
sentirnos un poco menos solos en este callejón sin salida al servicio de la
Gran- Infatuación-Idealista-Realista-Espiritualista-Materialista del
Occidente, S.R.L..
 ¿Creés que algún otro hubiera podido abrirse paso a través del lenguaje
hasta tocar las raíces?  preguntó Ronald.
 Tal vez. Morelli no tiene el genio o la paciencia que se necesitan.
Muestra un camino, da unos golpes de pico... Deja un libro. No es mucho.
 Vámonos  dijo Babs . Es tarde, se ha acabado el coñac.
 Y hay otra cosa  dijo Oliveira . Lo que él persigue es absurdo en la
medida en que nadie sabe sino lo que sabe, es decir una circunscripción
antropológica. Wittgensteinianamente, los problemas se eslabonan hacia atrás,
es decir que lo que un hombre sabe es el saber de un hombre, pero del hombre
mismo ya no se sabe todo lo que se debería saber para que su noción de la
realidad fuera aceptable. Los gnoseólogos se plantearon el problema y hasta
creyeron encontrar un terreno firme desde donde reanudar la carrera hacia
adelante, rumbo a la metafísica. Pero el higiénico retroceso de un Descartes
se nos aparece hoy como parcial y hasta insignificante, porque en este mismo
minuto hay un señor Wilcox, de Cleveland, que con electrodos y otros
artefactos está probando la equivalencia del pensamiento y de un circuito [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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