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puede tratar a todo lo demás con desprecio.
Hay una razón de por qué, en algunas culturas que aún no han sido corrompidas por la
civilización de los péndulos, es costumbre pedir perdón a un animal que se va a matar o
a un árbol que se va a cortar. Los seguidores del budismo, por ejemplo, siempre miran
sus pies para no aplastar un insecto. También, ellos no van a pisotear la hierba en vano,
si hay un paso pisoteado cerca. Cada cosa viva merece respeto, y en este mundo cada
uno tiene los mismos derechos. Y si el hombre no es de esa opinión, ¿cuál sería su valor
entonces?
En comparación al resto de los habitantes del planeta, el hombre está sólo
relativamente ©despierto©, y nada más que eso. Después de todo, la vida es una especie
de sueño. Estamos rodeados por un mundo sorprendente, habitado por seres
durmientes. Y cada uno de ellos vive en su propio sueño, y en cualquier momento dado
quiere y lucha por tener sus derechos, y también un fin. Cada ser vivo tiene su propio
fin. ©¿Pero por qué es esto así? ¿Por qué razón?©, la gente preguntará, habiéndose
metido en la cabeza que ellos son el pináculo de la perfección. Bueno, porque el proceso
de lograr el fin es lo que dirige la evolución. La evolución es un modo de creación, un
modo de dar forma a la realidad, elegido por Dios mismo.
La idea de la evolución apareció bastante recientemente. Antes de que emergiera, la
gente era de la opinión de que el mundo no está sujeto a cambio fundamental y existe
en la forma inicialmente creada por Dios. La evolución puede ser brevemente descrita
como un proceso de continuos cambios cuantitativos, gradualmente convertidos en
cambios cualitativos. Charles Darwin fue el primero en dar una clara demostración de
la idea de su aspecto biológico independiente. Las fuerzas dirigentes de la evolución,
según Darwin, son la variación genética y la selección natural. La variación es lo que
inicia la formación de nuevos rasgos en la estructura y las funciones de los organismos,
mientras la genética consolida esos rasgos. Como resultado de la lucha por la
existencia, está la supervivencia preferente del más adaptado.
La teoría de Darwin es correcta; sin embargo, pasa por alto un punto clave: ¿qué
determina la variación? La selección natural y la genética consolidan o eliminan los
rasgos recurrentes como hechos consumados. ¿Pero de dónde vienen estos hechos ± qué
determina su aparición? ¿por qué a las especies le crecen aletas, alas, garras, pelo,
cuernos, y a sí sucesivamente, cuando ellas originariamente no tenían nada de eso?
Hay saltos, caídas, movimientos hacia atrás y la aparición de fundamentalmente nuevas
formas que, desde el punto de vista de la evolución ordenada, carecen de explicación.
Por ejemplo, se ha demostrado imposible de establecer la cadena de origen y desarrollo
de los órganos visuales. ¿De dónde sacamos la visión y cómo llegó a existir? Esto es,
después de todo, un salto cualitativo, un cambio fundamental que no puede haber
sucedido por pura coincidencia. Y eso para no mencionar el origen de la vida como tal:
resulta, aparentemente, que érase una vez apareció ©accidentalmente© ¡un código
genético de la vida!
De ahí se sigue una conclusión obvia del modelo del Transurfing: la variación es
formada por la intención. Cada ser vivo forma su propia capa del mundo, él mismo
incluido. El impulso de controlar la realidad está ligado al fin de hacerlo del mejor
modo posible, y para que esto suceda tú necesitas cambiar y adaptar al entorno
circundante de acuerdo con esto. La intención de cada cosa viva, empezando por los
organismos unicelulares y terminando por el hombre, podría ser caracterizada con una
fórmula común: yo trato de actuar de este modo y ser de este modo para controlar
efectivamente la realidad. Esta es la intención que caracteriza a los sectores
correspondientes en el espacio de variantes, como resultado de la cual, nuevos rasgos
se forman.
Por ejemplo, es un hecho conocido que los antiguos pájaros tenían garras en sus alas,
capacitándoles para trepar a los árboles. Es bastante probable que antes de que ellos
aprendieran cómo volar, tuvieran que trepar a un árbol, dejarlo y tratar de deslizarse
hacia abajo. Controlando la realidad de la siguiente manera: ©Yo trepo a los árboles©, no
es particularmente efectivo. Sería una buena cosa añadir una función más: ©yo puedo
deslizarme hacia abajo©. Pero esto sería aún mejor: ©Yo vuelo libremente©. La intención
de volar libremente gradualmente manifiesta nuevas variantes, una mejor que la otra.
Consecuentemente, en un largo periodo de tiempo, y después de un cambio de muchas
generaciones, son materializados sectores donde las alas obtienen una forma
crecientemente perfecta.
En la evolución, junto con los procesos creativos hay también procesos destructivos.
Ambas de las dos leyes del péndulo están funcionando aquí. Los péndulos tienen tanto
una función destructiva como estabilizante en la evolución. Su interminable batalla
lleva al desalojo de una especie por otra o a su completa extinción. Pero por otra parte,
los péndulos sincronizan la intención de los seres vivos aislados. ¿De otro modo, cómo [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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